Evangelio domingo 3 de marzo

Cuando se acercaba la Pascua de los
judíos, Jesús llegó a Jerusalén y encontró en el templo a los vendedores de bueyes,
ovejas y palomas, y a los cambistas con sus mesas. Entonces hizo un látigo de
cordeles y los echó del templo, con todo y sus ovejas y bueyes; a los cambistas
les volcó las mesas y les tiró al suelo las monedas; y a los que vendían
palomas les dijo: "Quiten todo de aquí y no conviertan en un mercado la
casa de mi Padre".
En ese momento, sus discípulos se
acordaron de lo que estaba escrito: El celo de tu casa me devora.
Después intervinieron los judíos para
preguntarle: "¿Qué señal nos das de que tienes autoridad para actuar
así?". Jesús les respondió: "Destruyan este templo y en tres días lo
reconstruiré". Replicaron los judíos: "Cuarenta y seis años se ha
llevado la construcción del templo, ¿y tú lo vas a levantar en tres días?".
Pero Él hablaba del templo de su
cuerpo. Por eso, cuando resucitó Jesús de entre los muertos, se acordaron sus
discípulos de que había dicho aquello y creyeron en la Escritura y en las
palabras que Jesús había dicho.
Mientras estuvo en Jerusalén para las
fiestas de Pascua, muchos creyeron en Él, al ver los prodigios que hacía. Pero
Jesús no se fiaba de ellos, porque los conocía a todos y no necesitaba que
nadie le descubriera lo que es el hombre, porque Él sabía lo que hay en el
hombre.
Palabra del Señor. Gloria a Ti, Señor
Jesús.
José Domingo Zapata C. - 7° A
ResponderEliminarEl Evangelio de este domingo nos coloca ante un diálogo de Jesús hablando de la importancia del templo, sin embargo, la gente no comprendió aquel mensaje, pues Jesús se refería a su propio cuerpo. Hoy en día también nosotros seguimos sin comprender muchas veces el mensaje de Jesús.